27 septiembre 2010

Cráneo, sangre y grasa

La escuela ha estado sufriendo mucho en este día tortuoso. Pobre escuela, la comprendo…

Al comienzo del plácido recreo, nosotros estuvimos ocupados en el patio perfilando nuestras sombras proyectadas en la pared. Lo hacíamos para que no parecieran obesas y así evitar que nadie se riera de ellas y nos tirara tartas de leche. Afortunadamente las sombras lucieron estrechas y firmes como el cuello de un cisne tieso.

Sin embargo, la calma del recreo duró poco para las víctimas de las hermanas Nishastie. Las hermanas son Odnúdea y Pulsubenia, conocidas por muchos como cráneos duros y recordadas por ser muy chungas y de LAS PEORES. Lo de cráneos duros es porque, cuando eran pequeñitas, se daban topetazos contra las columnas para endurecer sus cabezas y acostumbrarlas de esta manera a los golpes.

Sus compañeros de clase, y otros individuos que estudian, se sienten intimidados por estas hermanas violentorras, pero son especialmente las niñas gordas o desvalidas las que lloran de miedo al verlas venir. Las Nishastie atacan a las hembras débiles, pues ellas tienen el gen ALFA y necesitan ser temidas y respetadas.

El modo de actuar de las Nishastie es muy meticulosupi. Suelen invitar a las niñas débiles a tomar un sinfín de refrescos y líquidos que se beben por la boca en la cafetería. Cuando están en clase, esperan que la niña invitada se vuelva meona y quiera expulsar su orina en el baño. Es entonces cuando Odnúdea o Pulsubenia decide ir también al baño para atacar allí a la niña meona. El baño es una zona desprofesorada... aún no se han impartido clases dentro. Además, está lleno de porcelana implacable, lista para recibir el impacto de las cabezas de las víctimas contra su superficie (eso duele, y a ti también te dolería…).

Los baños siempre acaban, después de tanta travesura y dolor, de color rojo y amarillo.

Las hermanas regresaron ayer de la capital de Disneyland Paguís. Según me ha soltado una boca petada de dientes, las dos habían sufrido un percance en la atracción del Tubo Láser de la Bella Durmiente (la película de la señora que se clavó el pincho tóxico de Malefecto, la Bruja Disparates). La mayor de las dos había arrancado un hierro reposa-manos para intentar detenere por su cuenta el vagón donde estaba montada porque quería bajarse de inmediato. Odiaba las luces de la atracción. Luego, sus padres tuvieron que desplegar un monedero para pagar con su interior los destrozos de su hija. Mientras, las niñas tuvieron que ser SEDADAS por sus fuertes histeria-attacks, que paralizaron sus redondeados rostros infantiles.

Ahora están aquí y quieren restablecer su dominio intraescolar.

Al salir al patio, Odnúdea olió el aroma a nené y se volvió violenta. Detectó a una presa y la empujó. Esto fue lo que ocurrió.


—¡DAME TUS DINEROS, PECHUGA!
—N, no tengo nada, Odnúdea. Por favor para este meneo infern...
—¡¡¡CÁLLATEEE!!!

Nadie hizo nada por temor, ni siquiera el niño gafotas. Pobre Sonia Sonisón, su espalda es muy enferma de nacimiento.

Por otro lado, Pulsubenia, que era la más boba de las hermanas y una glotona patológica, decidió atacar a Yaya a mordiscos.


Entre tanta tela y tanta grasa no pudimos llegar al núcleo del dolor para ayudarla. El vestido que Yaya se compró en la cabina de teléfono era demasiado grande.

Un bocazas que soltaba lapos mientras hablaba ''blablablá'' me comentó que la papada de Yaya se gangrenó tras el mordisco, que se la quitaron luego en la ambu y que parece ser que ahora Yaya está más guapa sin ella.

Minutos después de los dos ataques, unos profesores dispararon dardos antiviolencia a las niñas. Ambas cayeron al suelo y luego se las llevaron al hospital, amarradas como chorizos porque se revolvían con espasmos feroces. Fue confirmado hacia nosotros mismos que las hermanas fueron expulsadas este mismo día. Nos dijeron que el estrés del viaje y el cambio de clima las hizo más salvajes que de costumbrex.

Nos da igual que tengan el dichoso síndrome de Glugserneud, O COMO SE DIGA. ¿Acaso sabes escribirlo mejor? ¿ACASO SABES ESCRIBIRLO SIN LOS DEDOS?

Este día ha sido para recordar. Aún así seguiremos yendo a la escuela sin rechistar. Por fortuna nadie ha muerto a manos de las hermanas de los cráneos duros.

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